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* El Hno. Zacarías Santamaría Aramendía,
nació en Oteiza de la Solana, villa del antiguo Reino de
Navarra (España), el día 10 de junio de 1907.
* Entró como aspirante en el monasterio cisterciense de
La Oliva, en Carcastillo (Navarra), el año 1928. Profesó
como monje en 1931.
* Murió en olor de santidad el 20 de agosto
de 1986.
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La Santa Biblia nos habla de Jesús origen, camino y meta de
toda vida cristiana (cf. Jn 14,5).
Algunos ejemplos valen por mil palabras:
a) Era una mañana de julio de 1942. Llegamos de visita los
familiares con Don Fermín Lezaun, entonces párroco de
Villananueva de Yerri. Don Fermín preguntó por el Hno.
Zacarías. El portero le informó que estaba en la huerta
interior trabajando. Don Fermín, por todo saludo, le espeta:
"¡Bruto!¿Cómo estás trabajando con la azada
a esta hora y con este calor?" -eran las 11,00 de la mañana
de un caluroso día-. Zacarías se incorpora, se vuelve hacia el
ábside de la iglesia abacial, le señala con el índice de
la mano derecha el sagrario y le dice: "Por Él sólo por
Jesús"- No dijo más, pero dijo bastante; y siguió el
coloquio entrañable.
b) "¿Conoces a Jesús"?. Era su táctica
infalible. Cuando quería entablar conversación y entrar en la
intimidad de la persona con quien hablaba, familiar o visitante del monasterio,
le lanzaba como un sondeo en profundidad la pregunta: "¿Conoces a
Jesús?"
Miraba fijamente a los ojos del interlocutor y de un solo vistazo
penetraba hasta el alma y adivinaba su respuesta sin palabras, afirmativa o
negativa, y se iniciaba la conversación espiritual.
c) Y es que para él Jesús lo era todo, lo decía
todo, lo llenaga tod en su vida; pero su santidad no era triste, mojigata o
antipática; sino todo lo contrario, afable, caritativa, comunicativa y
dispuesta a ayudar en todo. El señor Ángel Ausejo y su
señora me dijeron: "Nosotros le llámabamos al Hno.
Zacarías Fr. Sonrisas por su continuo sonreir".
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a) Leemos en la Sagrada Escritura:
"Cuando tú cumplas fielmente los mandatos del Señor y
santifiques el día del Señor y tu gozo se guardar el
sábado, ese día, será tu delicia".
Eso se cumplió literalmente en el Hno. Zacarías. Esto era
sabido, admirado, y comentado entre toda la comunidad. El domingo por la tarde,
terminado el rezo de Nona, hacia las tres, se acomodoba arrolllidado y asentado
sobre sus talones, en esa postura inmóvil, y abismado en oración
permanecía hasta que la comunidad se reunía para rezar la hora de
Vísperas hacia las seis de la tarde.
Y así más de una vez manisfestó, tal vez sin saber
que estaba repitiendo la verdad de la Sagrada Escritura: "Para mí
el gran día es el domingo, la tarde del domingo, pasada con Dios,
sólo con Dios, en oración".
b) Canta la Iglesia en el prefacio de la fiesta de las santas
vírgenes y religiosos: "En ellos recobra el hombre la santidad
primera que de Ti habría recibido y gusta ya en la tierra los dones
reservados para el cielo".
Zacarías vivía esta
realidad existencialmente. Decía en el colmo de la felicidad de su vida
consagrada al Señor: "Yo no sé qué podrán
tener de más los santos en el cielo de lo que yo tengo ya ahora amando y
sirviendo a Jesús en la tierra".
Afirmaba una verdad
teológica confirmada repetidamente en la Sagrada Liturgia (cf. prefacio
de los santos religiosos). En la oración después de la
comunión del tiempo pascual se dice: Y vivamos, ya desde ahora la
novedad de la vida eterna (lunes 7ª semana de Pascua).
Aquí poseemos y gozamos de Dios en fe y esperanza con la seguridad
absoluta de llegar a verlo. Allí
gozaremos en visión y posesión de Dios cara a cara.
La vida de gracia en la tierra se
continúa en la vida de gloria en el cielo: "La vida de tus fieles,
Señor, no se acaba, se transforma" (pref. de difuntos).
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* LA MUERTE. Según testigos -Hno. Enrique, Angel Ausejo...-,
Zacarías manifestó repetidamente que su ilusión
sería morir en la fiesta de San Bernardo. Y, en efecto,
murió el 20 de agosto de 1986. Dios, como buen Padre,
concedió este regalo a su buen hijo Zacarías.
* EL FUNERAL. Los funerales se
celebraron el día 21 de agosto con el templo abacial lleno de gentes
venidas de todos los pueblos vecinos y hasta de Pamplona. El P. Mariano, Abad
del monasterio, comenzó su homilía diciendo: "Ayer
celebrábamos la fiesta de San Bernardo, hoy celebramos la fiesta de san
Zacarías". (Este es un testimonio del Hno. Enrique
haciéndose eco de toda la comunidad). Esta afirmación, proclamada
ante toda la comunidad, que conocía muy bien toda la urdimbre de su vida
monacal; dicha ante todo un pueblo que acude a venerar por última vez al
Hno. Zacarías: amigo, hermano, confidente de todos, tiene el valor del
viejo aforismo: "Vox populi, vox Dei"; es decir: La voz del
pueblo es "la voz de Dios". O como suelen decir los
políticos demócratas: "El pueblo no se equivoca"; y el
pueblo aclama como santo al Hermano Zacarías.
* LA LEYENDA. Como un relato
más arrancado de las "Florecillas de San Francisco", tuvo
lugar en los funerales del hermano Zacarías el hecho insólito de
un pajarillo misterioso, presente en la celebración. Así me lo
contó repentinamente el P. Mariano, entonces Abad del monasterio. En
plena ceremonia litúrgica, se oyó el canto extraño de un
gorrión que revoloteaba en lo alto de la bóveda del templo. De
pronto el pajarillo inquieto se lanza en raudo vuelo hasta posarse sobre el
ataúd donde descansa el cuerpo del hermano Zacarías; para de
inmediato volar, hasta posarse sobre el pecho del P. Abad, que presidía
la celebración; el P. Abad, lo toma en su mano izquierda y se lo pasa al
Hno. Vicente, quien, a su vez, lo guarda en el bolsillo y allí, se
asfixia el pajarillo.
* Interpretación del hecho: Según me lo contó el
P. Mariano, el hecho del pajarillo cantor, tuvo para él un claro mensaje
divino: El revoltoso gorrión simbolizaba el alma del Hno.
Zacarías; fue siempre tan profundamente obediente a su Padre Abad, que
quiso pedir su venia y bendición antes de subir y volar al cielo.
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Para comunicación de favores recibidos por intercesión del Hermano Zacarías pueden dirigirse a:
* Monasterio de La Oliva, 31310 CARCASTILLO (Navarra) ESPAÑA.
* Mons. José Santamaría, Párroco de Ntra. Sra. de Altagracia, QUIBOR. Edo. Lara VENEZUELA.
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